Las Virtudes: ¿Qué son y por qué son importantes?
—por Thomas Walker-Werth, 27 de marzo de 2025
Traducción del artículo publicado por en
Las Virtudes: ¿Qué son y por qué son importantes?
Muchas filosofías han defendido diferentes concepciones del comportamiento virtuoso. Pero, ¿qué es una virtud y cómo distinguimos las virtudes legítimas de las falsas?
Para vivir bien como individuos y construir una sociedad floreciente, necesitamos tener un conocimiento claro de lo que es y no es un comportamiento adecuado. A menudo, la orientación al respecto viene en forma de virtudes—un conjunto de comportamientos que se presentan como una guía para vivir bien. Los antiguos filósofos griegos promovían cuatro virtudes fundamentales: el valor, la justicia, la templanza y la sabiduría. Más tarde, el cristianismo promovió tres: fe, esperanza y caridad.
Hay una diferencia notable entre las virtudes griegas y las cristianas. Las estoicas parecen orientadas a utilizar la mente (sabiduría) para identificar la verdad moral (justicia), vivir de acuerdo con ella (templanza) y defenderla (valor). Por el contrario, las virtudes cristianas parecen orientadas a creer cosas que desafían la propia mente (fe), a desear valores en lugar de actuar para conseguirlos (esperanza) y a renunciar a los propios valores (caridad). En resumen, las virtudes griegas, aunque imperfectas, pretenden vivir plenamente en la Tierra. Las virtudes cristianas pretenden eludir la realidad y renunciar a la vida en la Tierra.
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Desgraciadamente, la palabra «virtud» se ha asociado a estas últimas y ahora conlleva una connotación de edictos religiosos opresivos que nos dicen que renunciemos a las cosas que nos gustan en la vida. Una vez, volviendo a casa en autobús desde el aeropuerto, mi mujer y yo entablamos una conversación sobre qué es y qué no es una virtud, y una joven se nos acercó y nos preguntó: «¿Están hablando de Jesús?». Para ella, y para mucha gente, la virtud se refiere a emular el ejemplo sacrificado de Cristo.
Esto es lo contrario de lo que debería ser una virtud. Los griegos estaban más cerca de la diana con sus virtudes de afirmación de la vida, pero fue la filósofa del siglo XX, Ayn Rand, quien identificó con precisión lo que realmente es una virtud: la acción que uno lleva a cabo para alcanzar un valor racional (algo que la razón te dice que mejorará la vida humana).
Rand, en su filosofía del Objetivismo, identificó siete virtudes universales—acciones que, por su naturaleza, siempre ayudan a alcanzar valores racionales:
¿Puedes imaginar una situación en la que estos comportamientos fueran alguna vez destructivos para tu vida? ¿Es bueno actuar irracionalmente o injustamente, por ejemplo? (Nótese que los demás pueden forzarnos a situaciones en las que la única acción racional sea violar estas virtudes para sobrevivir, pero en tal caso es la otra persona la que ha actuado irracionalmente y ha creado el conflicto).
Pero, se preguntan muchos, ¿son éstas las únicas virtudes? En su obra Verdad y Tolerancia, el filósofo David Kelley defendía otras, como la benevolencia y la tolerancia. También me han preguntado si la bondad, la caridad, el amor, la curiosidad y la disciplina pueden considerarse virtudes.
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En muchos casos, son preguntas razonables. Tales comportamientos suelen ser morales y a menudo alcanzan valores que sirven a la vida. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre ellas y las siete que identificó Rand?
La diferencia queda clara cuando observamos dos hechos:
La moralidad de estos comportamientos es contextual—a veces son morales y a veces no.
Cada uno de estos comportamientos es un ejemplo de una o más de las siete virtudes universales.
Pensemos en la benevolencia o la cordialidad. Ser benevolente o cordial con una persona que merece ese trato (que es básicamente cualquiera que no haya actuado de forma no cordial) es un acto de justicia. Pero ser benevolente o cordial con un dictador o un asesino sería profundamente injusto. Tal persona merece odio y desprecio—de hecho, estos comportamientos que tan a menudo son viciosos se convierten en virtuosos en tal caso.
Hasta ahora, no he podido identificar ninguna virtud que sea universal y no sea una aplicación de una de las siete identificadas por Rand. Esto nos deja con tres categorías de acciones:
Virtudes universales—comportamientos que siempre alcanzan valores racionales.
Virtudes contextuales—comportamientos que a veces alcanzan valores racionales (que en realidad son aplicaciones de las virtudes universales).
Vicios—comportamientos que siempre destruyen los valores racionales.
La virtud cristiana de la fe—la suspensión voluntaria de la mente para aceptar una idea que contradice la evidencia disponible—es un vicio. Es lo contrario de la razón y siempre servirá para destruir la capacidad de vivir y prosperar. Es una verdadera lástima que la palabra «virtud» se haya convertido en sinónimo de esto.
Pero muchas de las cosas que la gente considera virtudes, incluidas las virtudes griegas de la templanza y el valor, pueden ser virtuosas en muchos casos. Entender cómo se relacionan estos comportamientos con las siete virtudes universales puede ayudarnos a saber cuándo practicarlas y cuándo no.
Encuentra el original en inglés de este artículo de mi amigo Thomas Walker-Werth en Reason for Living, y aprovecha para suscribirte a su boletín
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